sábado, 11 de septiembre de 2010

Crónicas D y P - Entrega N°5 -


Lunes 28 de septiembre – 12:09 hs. Paula
Paula trabajaba como secretaria del gerente de un banco. Su jefe estaba de viaje, por lo tanto durante esta semana iba a estar con muy poco trabajo.
Camila no había mandado más mensajes. Y ella no podía parar de pensar; estaba aturdida.

Decidió escribirle:
“Hola! Ayer estaba sin crédito. Cómo va el día?”
Cerró los ojos fuerte, en un intento de ignorar las voces temerosas de su cabeza, y pulsó la tecla Enviar.

“Hey! Creí que había anotado mal tu número. Mi dia va bien, el tuyo?”
“Más o menos. Me gustaría hablar con vos en algún momento, así me aclarás algunos detalles de la noche del sábado”
Paula pulsó Enviar, sin pensarlo dos veces. – ¿Que estoy haciendo?! – pensó

“Jaja… me imaginé que no te ibas a acordar de algunas cosas. Dale, querés cenar hoy? Yo tengo muchas ganas de verte”


Lunes 28 de septiembre – 12:09 hs. Daniela
- Ayer me sentí una ridícula haciéndote escenas de celos. Si bien no estuviste honesta conmigo, no corresponde que te haga reclamos, no somos nada nosotras. – le dice Dani a Lorena en el oído, en el pasillo de la cocina. No deja que Lorena le responda, y se dirige a llevar la bandeja a una de las mesas.
Lore se queda mirándola por un instante, y sigue atendiendo las mesas.

- Aparte, yo nunca tendría algo serio con una mujer. Y menos con vos. – agrega Dani, y sigue caminando.
Lorena la detiene en la cocina.
- Dani, no hace falta tanta aclaración. Me parece que esto te lo estás diciendo a vos misma. A mí me es indistinto saber que tan lesbiana sos. La que tendría que estar preocupada sos vos. Fijate… hay algo que salió ayer de vos que ahora estás reprimiendo.
- Verte con otra mina unas horas después de haber estado juntas fue fuerte, me sentí una idiota, por eso reaccioné mal. Pero ya está, fue un delirio temporario, no volvería a estar con vos nunca.
- Estás muy a la defensiva, no hace falta que me cuentes cuáles son tus no-planes conmigo en el futuro. Vos podés hacer lo que quieras, no sé por qué me estás avisando.
- Ayy, ¿por qué sos tan…?
- ¿Tan… qué?
- Linda. Y forra.


Lunes 28 de septiembre – 21:16 hs. Paula
Camila era estéticamente el ideal de Paula. Morocha de pelo cortito, con cara de nena y mucho estilo.
Aquella noche usaba un jean negro ajustado en las pantorrillas, y una remera gris bajo una campera holgada.
Tenía un caminar rápido y seguro, pero algo informal…

- Me alegra mucho que nos hayamos dado la oportunidad de vernos a solas. Me había quedado con las ganas de conocerte más. – comenta Cami mientras caminaban juntas hacia un bar
- Sobria… jaja.
-  Y si, sobria es mucho mejor…
- ¿Me vas a refrescar un poco las cosas que pasaron el sábado?
- Si, obvio… No tengas miedo que no hiciste nada malo! Jaja. Bueno, depende de cuáles sean tus parámetros de maldad.
- No me cargues. Esto es re fuerte para mí… yo soy nueva en esto, todavía no estoy decidida, no me gusta esta manera de vida, y…
- Pará. ¿Entonces para qué estamos acá?
- No sé, te juro que no se.
- Mirá vos. No te veía como una bisexual confundida. Te movías con mucha libertad aquella noche en el boliche. Parecía que llevabas tiempo en el ambiente…
- No te pongas mala onda. ¿Me querías conocer? Bueno, esto es lo que soy. No sé qué esperabas.
- No esperaba nada en particular Pau, me sorprendió nomás.

Y continuaron caminando en silencio, hasta llegar al bar.


Lunes 28 de septiembre – 21:16 hs. Daniela
- Qué callada que está tu novia, eh… ¿Qué le hiciste ahora? – comenta la madre de Germán en la mesa, burlonamente.
- Es verdad, está como pensativa – agrega el padre
- Perdonen, estoy un poco distraída. Problemas en el trabajo… Pero está muy rica la comida, eh
- ¿Qué problemas en el trabajo? No me contaste nada – indaga Germán, un poco alterado
- Después te cuento mi amor, no tengo ganas de arruinar la comida con esto – responde Daniela, que no sabía cómo salir de la situación
- Estás poco comunicativa conmigo
- Estoy teniendo una mala semana, nada más. Pero está todo bien, en serio, nada grave

Se quedan todos en silencio, esperando que Dani agregue algo más.

- Estoy teniendo algunos problemas con mi encargada – inventa Dani – y se hace tedioso tener que responder todos los días a una persona así… tan dura e injusta. – algo de verdad había en el discurso, pero obviamente Daniela estaba dispersa por las sensaciones que estaba atravesando, incomprensibles e incómodas para ella.
- Esto de trabajar en gastronomía… siempre hay mal ambiente, laburás muchas horas, debe ser muy cansador – la compadece la madre de Germán
- Si, realmente es agotador
Luego de una pausa el padre comenta:
- Yo nunca te ofrecí esto porque no quería ofenderte. Siempre te ví como una chica muy independiente, que de una u otra manera te la arreglabas, y no pedías ni esperabas nada de nadie… Pero quiero decirte que el día que quieras cambiar de trabajo, yo tengo varios contactos y puedo ubicarte en un lugar más tranquilo, seguro, de 9 a 18, fines de semana libres, otro estilo de vida.
Dani lo miró sorprendida
- Bueno, te agradezco mucho… lo voy a tener en cuenta, en serio…


Lunes 28 de septiembre – 22:58 hs. Paula
- Bueno, no conseguimos un lugar gay abierto un lunes, pero estuvo lindo igual, ¿no? – pregunta Camila
- Si, si. Igual, como te dije, yo no necesitaba que sea un lugar exclusivamente gay

Las chicas pagan la cuenta.

- Bueno, ¿Ya pasó el shock? Tuviste tu primera vez con una mina y no te la acordás, es increíble. Te voy a dar siempre de tomar, porque te digo que actuás como una experta cuando estás borracha. Jajaja
- ¿Experta? Eso no me lo dijiste…
- Si, Pau. Es en parte por esto que te digo que parecías una mina con experiencia en el terreno. Será algo que sale de vos, de tu interior. Será que realmente tenías muchas ganas de tocar a una mujer…
- No sé, habrá sido una cosa del momento
- Uf, dejá de excusarte.
- No me excuso. ¿Vamos?
- Dale, te acompaño a tu casa
- No, a casa no!, nos pueden ver
- Bueno, caminemos unas cuadritas por acá que la noche está linda…


Lunes 28 de septiembre – 22:58 hs. Daniela
Ya en el cuarto de Germán, Daniela fumaba el cigarrillo número veintidós del día, mientras miraba la televisión. Su novio estaba sentado frente a la computadora.

- Ahora vos sos el que está callado. ¿Te pasa algo?
- No, amor
- ¿Vos sabías que tu papá me quería ofrecer trabajo?
- Alguna vez lo habíamos hablado, pero quedó ahí…
- Me viste pasarla mal en varios laburos, y nunca pensaste recordárselo a tu viejo!
- No, es que no se me ocurrió
- Sos un egoísta. No vas a cambiar más. Disfrutás que esté abajo tuyo, que tenga un laburo de mierda
- ¿Qué decís? ¿Yo, egoísta? Si te doy todo! Siempre pago yo, mi vieja te invita a comer casi todas las noches, vivís prácticamente en mi casa! ¿Que más querés?
- Encima me echás todo en cara!! No lo puedo creer! Me voy a casa Germán, creo que va a ser lo mejor para los dos. En otro momento hablamos mejor


Lunes 28 de septiembre – 23:20 hs. Paula
La caminata no logró aliviarle la tensión a Paula. Camila la intimidaba, y mucho. No sólo por su belleza, sino también por su forma de hablar; era muy tajante y directa.
- Qué linda que es Av. Santa Fe de noche… - atina a comentar Paula
- No, lo lindo es la compañía
- Bueno, eso es obvio…
- No sé si tan obvio, no fuiste muy demostrativa. Yo tranquilamente podría pensar que no estás interesada en mí.
Paula no pudo evitar sonrojarse.
- Si no estuviera interesada en vos me hubiera ido después de la cena, o hubiera acortado la salida lo más posible, ¿no te parece?
- No se, no se… - responde Camila con una sonrisa pícara


Lunes 28 de septiembre – 23:20 hs. Daniela
Daniela se baja del taxi y entra a su edificio. Vive en un departamento con su padre, la nueva mujer de su padre y su hermano menor. El departamento es amplio, pero no lo suficiente como para que convivan los cuatro cómodos.

Dani estaba segura de que su papá no veía la hora de que ella y su hermano se independicen, para poder encarar una vida de pareja a solas con Eugenia, su nueva esposa. Lamentablemente ni les alcanzaba el dinero para mudarse, ni podían vivir con su mamá, porque la convivencia con ella era imposible. Era un ser egoísta y desordenado; y desde que se separó de su ex marido salía compulsivamente con diferentes hombres; su único objetivo en la vida era volver a tener un hombre al lado, pero nunca lograba formalizar con ninguno.

- Hola pá, Euge, ¿Cómo va?
- Hola mi amor – responde el padre, sin quitar los ojos de la TV. Eugenia no abrió la boca, sólo le dirigió una mirada indiferente.
Dani no permitió que el desaire de Eugenia la irritara; estaba acostumbrada ya.

- ¿Qué hacés, bobo? – le pregunta a Sebastián, su hermano.
- ¿Qué hacés vos por acá? ¿Ya te dejó Germán? – bromea
- Estamos en eso – se oye responder, y cierra la puerta de su cuarto con una expresión de sorpresa en la cara.
¿Por qué había dicho eso?


Lunes 28 de septiembre – 23:37 hs. Paula
- Vamos a tomar un heladito – dice Camila, señalando la entrada de una heladería muy linda en Barrio Norte, que estaba vacía, dada la hora y el clima algo fresco que hacía.
- Eh, bueno
- ¿Compartimos un cuarto?
- Dale…
- Voy a pedir los mejores gustos de la heladería, te van a encantar
Se dirige al heladero
- Dame mascarpone, frutilla granizada y american cookies.
- (te van a encantar) – repite nuevamente, en el oído de Paula
Pau se puso aún más incómoda. No le gustaba la actitud excesivamente avasallante de Camila. Sentía que estaba junto a un sargento. Un sargento egocéntrico y prepotente. Pero no podía resistirse.

Camila agarra el pote, pide dos cucharitas, y se dirige sin vacilar al fondo de la heladería, donde había un jardincito iluminado con luces tenues.
Se sientan en un banco similar a los bancos de plaza, apoyan el pote en una mesita y van tomando el helado lentamente.
Camila deja la cucharita a un costado, y abraza a Paula por la cintura, arrimándola contra sí. Instantáneamente Pau notó que se acababa de mojar.
Las tensiones quedaron atrás.
Paula se acomoda más cerca de ella, y cruza su brazo izquierdo, para acariciarle la panza.
Le hace mimos suaves, juega con sus dedos haciendo círculos, siempre mirando hacia el frente.
Camila se ríe despacio, le había causado ternura.
Toma la mano de Pau, obligándola suavemente a que la rodee, mientras gira su cuerpo hacia ella. Acerca su boca a la de Paula, busca sus ojos para hacer contacto visual, y se funden en un beso larguísimo.


Lunes 28 de septiembre – 23:37 hs. Daniela
- Che… ¿Qué pasó? ¿En serio van a cortar? Si hasta hace un tiempo venían re bien – pregunta Sebastián
- No sé, estoy muy confundida Sebas

Sebastián tiene 17 años y está cursando el último año de la secundaria. Tiene el pelo corto decolorado y usa un aro en la oreja derecha. Está transitando una época de euforia, muchas salidas, poca atención al colegio, poca comunicación con su familia…

- Tenés una expresión rara en la cara, no la puedo definir. Enojada no estás…
- Es que yo tampoco puedo definir qué me pasa. Es una mezcla de cosas, creo. Me está por venir, debe ser eso.
- Esa no me la creo ni yo. Bueno, estás re cerrada, cuando tengas ganas lo hablamos. – dice Sebastián y se dirige hacia la puerta del cuarto.
- ¿Cerrada, yo? Mirá quien habla.

Su hermano gira su cabeza hacia ella, le echa una mirada de fastidio, y abre la puerta para salir del cuarto de Daniela.

- Pará, pará
- ¿Qué?
- Si te cuento lo que me está pasando ¿puedo confiar en vos?. Si abrís la boca te mato.


Lunes 28 de septiembre – 23:50 hs. Paula
- Chicas, disculpen, pero ya estamos cerrando. – exclama un mozo que estaba esperando hace varios minutos a que terminaran de besarse para ir a hablarles. Mientras tanto, obviamente, se había entretenido mirándolas. Quedaban muy lindas juntas.
- Bueno, terminamos y nos vamos – le responde Camila, cortante.

El muchacho se da la vuelta y se va.

- Vamos, vamos… - le dice Pau a Camila en el oído, totalmente intimidada por el mozo que las había interrumpido.
- Che, quedate tranquila, no te vio nadie. Solamente ese boludo.
- Bueno, no estoy acostumbrada. Me pone incómoda la situación.
- Quiero seguir un ratito más con vos…
- Es un poco tarde…
- ¿No te gustaría ir a un lugar en el que nadie nos mire? Solo vos y yo.

Nuevamente, Paula estaba frente a un dilema. Por un lado quería ir a un lugar seguro, su casa, donde podría bajar un cambio; había sido un momento muy fuerte para ella. Por otro lado, se moría de ganas de seguir besando esos labios.


Lunes 28 de septiembre – 23:50 hs. Daniela
- ¿Podés dejar de dar vueltas e ir al grano? Dale, confiá en mí, no seas boba.
- Bueno. Fuimos a un bar, el sábado, con Lore.
- ¿Quién es?, ¿la conozco?
- Es la camarera q estaba laburando conmigo cuando fuiste a almorzar con papá la semana pasada.
- ¿La tetona?
- Si… - responde Dani, con una sonrisa
- ¿Bueno, y? ¿Qué pasó?
- ¿Te gusta Lore? ¿Es linda, no?
- ¿Qué importa si me gusta? No me cambies de tema. Y te respondo: no, no me gusta.
- Bueno, yo estaba muy, muy borracha. Y le metí los cuernos a Germán. Fue más fuerte que yo, no lo pude evitar.
- Y ahora te morís de culpa, seguro. ¿Hasta dónde llegaste? ¿Fueron besos y nada más?
- Ehhh. No sé cómo decírtelo. No puedo.
- Si que podés.
- Me besé con Lorena y ahora no me la puedo sacar de la cabeza
- Wow!! ¿Por ahí venía la mano? Me dejaste helado, jaja!
- No me cargues, te lo pido por favor. A mí me tiene mal esto.
- ¿Nunca antes te había gustado una mujer?
- Que se yo. Alguna vez estuve muy celosa de alguna amiga. Pero nunca había pensado sexualmente en una mujer. ¿Y sabés que es lo peor? Me gusta demasiado. No puedo creer que me estaba perdiendo algo así.
- Entiendo tu sensación. Sé de lo que hablás.
- ¿Ah, sí? ¿Cómo es eso? Vos nunca me contás nada…
- Yo soy gay, Dani.

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